Ser feliz y hacer felices a los demás es colaborar en la construcción del Reino de Dios. Unos lo hemos disfrutado desde niños -¡ah, qué tiempos aquellos de la tele en blanco y negro, las veladas familiares...!- y otros aún sois niños... Toda una delicia, en ambos casos. Su música, su ingenio, su humanidad nos seguirán acompañando... en nuestra aventura hacia el Reino que, como dijo el Señor Jesús, es de los pequeños y de los que se hacen como niños...
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